Las heridas crónicas son un problema prevalente e incapacitante, con tendencia creciente debido al envejecimiento de la población. Su larga evolución, de meses o incluso años, tiene como resultado cambios durante su seguimiento, tanto por rotación profesional como por variaciones terapéuticas o incluso diagnósticas que, en ocasiones, alargan aún más la evolución de la lesión.

Esta variabilidad interprofesional se detecta tanto en el diagnóstico como en el tratamiento de dichas heridas y tiene repercusiones negativas en la evolución del paciente y en los costes asistenciales. 
Por ello se hace necesaria una herramienta que permita normalizar los criterios más allá de la formación, acercando la evidencia y el mejor conocimiento experto al lugar de la cura. Para esto se precisa una solución de soporte asistencial para los sanitarios que permita mejorar la variabilidad clínica en el diagnóstico y tratamiento de las heridas crónicas mediante un asistente que pueda utilizar el reconocimiento de imágenes de las heridas para facilitar el tratamiento más adecuado en función de la evidencia clínica disponible, superando posibles déficits de formación y falta de tiempo de los profesionales.